«No te enfades»

Compruebo a diario que seguimos confundiendo los conceptos y consecuentemente los estados. De ahí aquellos falsos mensajes que en ocasiones nos lanzamos unos a otros, como por ejemplo, «no te enfades». Hablemos sobre el enfado y la ira.

Es entonces cuando me doy cuenta del gran error en el que caemos y todo por desconocer el entramado de nuestro mundo humano emocional.

El enfado es una de las emociones básicas, propias del ser humano, que nos ayuda a expresar algo que nos molesta, nos desagrada, nos hace sentir mal, etc…En ocasiones el enfado es una emoción secundaria, o a veces es primaria. Esto ya requiere de un mayor análisis de cada situación, pero por dar una pincelada, el enfado en ocasiones aparece como consecuencia de una tristeza o un miedo, que serían las emociones primarias vestidas de enfado, emoción secundaria, la que expresa.

En cualquiera de los casos, el enfado nos pertenece, pues sólo así nos damos cuenta de lo que nos gusta y de lo que no, y a través del enfado lo expresamos. Negar un enfado es amputar a alguien de su mundo emocional, luego, no amputemos a nadie.

¿Qué es lo que nos intoxica y debemos regular entonces?

Aquí es cuando entra la IRA. ¿Qué es la ira? Es un enfado no gestionado al que le cargamos toda la intensidad emocional agresivamente y tal como un volcán, aparece transformando la expresión del enfado en algo sobredimensionado que puede llegar a hacer daño y doler.

Es aquí donde entra nuestra necesidad de aprender a gestionar esa intensidad emocional negativa para que el volcán no se desborde y haga que todo a nuestro alrededor arda.

Luego no te amputes de tus enfados y exprésalos y aprende a regular tu ira.

El enfado es un buen camino para no tragarte «los sapos» de nadie, dejarte ver y conocer, dar la oportunidad a que otros también se expresen y así comprender y llegar a acuerdos y aprendizajes.

Esto es crecer