¿Supiste tú con claridad que querías «ser de mayor»?

Decidir actualmente qué estudios realizar terminado el ciclo en el que se encuentra el estudiante de Bachiller no es sencillo. Son tantas las opciones, y tanta la información, que existe la posibilidad de perderse en la «búsqueda de».

Hace años decidir qué ibas a hacer llegados los 17/18 años era realmente sencillo. Las opciones se reducían de tal manera y la información era tan escasa y limitada, que aun queriendo y empeñándote por conocer opciones, aquello terminaba como el rosario de la aurora. Me recordaba esta semana un compañero sobre aquellos libros de orientación que el más avispado compraba, o las cartas que escribíamos la mayoría de las veces sin respuesta, para lograr saber un poco más.

Simplificándolo mucho, si al final sacabas buena nota, la decisión se reducía entre Derecho, Económicas/Empresariales, Ingeniería, Medicina, Arquitectura…y poco más, pues en estas acabábamos la gran mayoría. Y si no llegabas por nota, entonces, había otras opciones entre las que según la rama, el camino era corto.

¿Cómo descifrar el galimatías?

Hoy son tantas las opciones que ofrece el mercado y tan poca la orientación que siguen recibiendo los adolescentes a lo largo de sus estudios, que el galimatías se presenta tremendo, llevándolos a un mar de confusiones. Y muchas veces llega el momento de decidir y abocados por las prisas, escogen porque toca,  lo mismo que algún amigo más cercano o lo que mejor les suena. Y en el peor de los casos, por descarte. Sin pararse a pensar que, aunque podrán cambiar de opción una vez iniciados, el coste personal, en tiempo y económico que supone, no es para todas las familias plato para repetir.

Por eso, si tienes a algún adolescente, te aconsejo que le eches un cable ayudándolo a ver el mercado al menos desde 2 años antes del momento de la decisión. Es importante indagar con ellos qué les gusta, qué se les da bien, investigar profesiones y saber qué se hace en ellas, y que así la persona se vaya viendo. Visualizarse en la profesión es clave para buscar su motivación.  Por eso es importante enseñarles modelos que les puedan valer de referencia. Pues en el NO ya tenemos una respuesta.

Conocer aquello que se le dá bien, qué le gusta hacer, experimentar, estudiar, investigar, buscar ….Saber con qué disfruta, le apasiona, en qué derrocha horas con gusto… Conocer cómo casan esos gustos en el mercado, qué profesiones existen o qué tendencias hay, necesidades que el mercado muestra. Toda esta información es básica para enfocar y saber hacia donde dirigirse.

Y una vez sabido hacia donde mirar, llega el momento de decidir dónde estudiar. Son conocidos algunos estudios en los que se dice que la mayoría de las universidades del mundo van a desaparecer.  Por eso cobra tanta importancia apostar por universidades o centros de estudio que tengan marca y el mercado reconozca. No descuidemos este tema que será el que contribuirá a mejorar la empleabilidad del alumno. Según David Roberts, el negocio de las universidades tiene los días contados y  solo sobrevivirán aquellas que tengan una  marca que avale su prestigio.

Apuesta por aquellos lugares que bien por su pedagogía, sistema, programa, profesorado…se diferencian del resto y te ofrecen unas mejores posibilidades de cara al aprendizaje y/o aprovechamiento del mercado laboral.

No lo dejes para el final

La cuestión: «Qué quieres ser de mayor» es la gran pregunta a la que muchos jóvenes necesitan contestar llegado el  momento. Y no se trata de dejarlo para el final, pues esta decisión a ellos realmente les preocupa e inquieta. Y aunque es cierto que ahora con  internet pueden acceder a una información infinita, también puede ser un obstáculo si no les ayudamos a gestionar esta información.