¿Alguna vez te ocurre que el cuerpo te pide parar y no pensar?
Para mí hay aprendizajes que son básicos para coger impulso y continuar. Equilibrar nuestra vida depende de esas cosas que hacemos y también de las que no hacemos. Porque no hacer también es saludable.
Pienso y me doy cuenta de la cantidad de semanas y meses que han pasado sin escribir ni una sola letra, ¿en qué momento dejé de lado el gusto por la escritura? Me gusta escribir, ¿Por qué lo detengo quedándose en stand by durante meses?
Hay síntomas que no debemos dejar pasar pues nos están anunciando algo, son mensajes presentes que queremos obviar, pero están ahí. Súbeles el volumen y escucha que te estás contando.
¿Desde hace un tiempo hay frases que se te repiten como… «me siento cansada», «trabajo mucho», «me gustaría parar»….incluso «necesito un cambio»? Tomar decisiones en momentos donde estas frases se repiten en nuestra mente, no es adecuado ni tampoco inteligente.
¿Por qué no escucharte y parar? ¿Darte respiros y descansos?
Trabajar se puede convertir en un círculo vicioso, más que virtuoso, ¿en qué momento pasamos del virtuoso al vicioso? Pues aquí dejo algunos ejemplos de pensamientos que se repiten internamente y desde los que sin darnos cuenta, construimos estados de ánimo.
El verano es un buen momento para dejarte llevar por la pereza, por el disfrute, por momentos de parada técnica donde la mente se aquieta y no hay nada que extraer de ella, ni tan siquiera decisiones.
Dejémonos mecer por esta época, tomemos perspectiva y dediquemos tiempos para disfrutar, «no hacer», y cuando llegue el momento, entonces cojamos impulso para continuar.
Las ideas y la creatividad no siempre aparecen en acción, sino todo lo contrario, aquietando nuestros estados, bajando la exigencia, dejando que las cosas ocurran y sintiendo en nuestro interior la respuesta a lo venidero. La verdadera sabiduría reside en la aceptación de nuestros estados y en la escucha de nuestros mensajes no verbales.
Aprovechemos el verano para oxigenarnos. ¿No crees?