¿Genera la política emociones tóxicas?

Llevo días, por qué no decir meses, y seguramente de manera inconsciente años, pensando en una emoción que surge y toma dimensiones desproporcionadas en el mundo de la política y todo su entorno y relaciones que conlleva: el odio.

Me preguntaba ayer desde una mirada lateral, ¿qué nos ocurre a las personas para que esa emoción tan tóxica aparezca y se sobredimensione sobre todo hacia todas aquellas personas que están en el mundo de, no lo público, sino la política?

Desde mi punto de vista la política es la contribución por excelencia hacia tu sociedad, es la generosidad de las generosidades entregar tu vida  y tu profesión para trabajar por vocación pública y con la intención de mejorar tu entorno. Y cuanto más conozco el trabajo de cada político más claro tengo que el problema viene de base y nadie está haciendo nada por resolverlo. Incluso los últimos ejemplos de nuevas agrupaciones políticas, no están introduciendo los cambios necesarios. La política sigue generando emociones tóxicas.

No se nos educa en el sentido de “la función política”

Me doy cuenta y comentando con escolares de hoy, coincidimos en que el sistema escolar sigue siendo igual que hace 40 años, ya que por el colegio no pasa la educación sobre: qué es la política, su importancia para nuestro día a día, el valor de los políticos y el trabajo que realizan, el para qué, el cómo. Items cada uno de ellos tan importantes para crecer dándole el lugar que merece y pensar en política como parte de la vida. Son las personas quienes hacen la política y no al revés, y de ahí la importancia de cuidarnos entre todos: sociedad civil a políticos y políticos a sociedad civil, apuntando todos en una misma dirección de ahí la importancia de contribuir a evitar la generación de emociones tóxicas en la política.

Perdemos el norte y malutilizamos “la palabra”

En nuestra joven democracia, diría más bien bebé-democracia, aún no hemos aprendido todo lo que necesitamos y en el camino, y sobre todo en campaña,  parece que hayamos vuelto a lo que simbolizaría una guerra civil hecha con armas distintas aunque con el mismo fin: derrotar “al adversario”. Y es que opino que esta manera de atentar contra las personas desde la palabra es lo más parecido a una guerra, sólo que esta es la del siglo XXI.

Los visigodos luchaban con  lanzas de acometida, espadas largas tipo celta de hierro, escudos planos, hachas arrojadizas etc… en la guerra civil española del siglo XX se luchaba con fusiles y mosquetones, pistolas, granadas de mano, ametralladoras medias y ligeras, morteros, explosivos… y ahora, en esta, la “guerra” del siglo XXI el arma por excelencia es el mal uso de la universalización de la palabra, dejando que esta campe libremente y sin control, sin medir que al otro lado, la  receptora de ese misil lanzado con emociones como envidia, orgullo u odio, es una persona. De ahí la encarnizada guerra que se contagia a toda la sociedad ya que aparece en la calle, en las tertulias, en la TV y ahora además tenemos las universales redes sociales sin filtro donde parece que “todo vale”y todo es opinable.

¿Parece o no esta la guerra del Siglo XXI? ¿Hasta dónde vamos a dejar que esto siga avanzando?

Depende de ti y de mí entrar en esta guerra y darle o no cuartelillo, y digo yo que algo tendremos que hacer. ¿Qué podemos hacer además de observar y ser agentes pasivos en ocasiones, y activos en otras, de lo que está ocurriendo en nuestro entorno para que haya una transformación real?

Nos decía Martin Luther King: «Devolver odio por odio multiplica el odio, añade una oscuridad más profunda ya desprovista de estrellas. La oscuridad no puede expulsar a la oscuridad: sólo la luz puede hacer eso. El odio no puede expulsar al odio: sólo el amor puede hacer eso.»

Aunque entiendo que esto suena bien y no es fácil de hacer, sin embargo, no dejes que la política genere en ti emociones tóxicas y las dispares por doquier, mira a los políticos como lo que son, personas con sus virtudes y defectos, como tú y como yo, y no te dejes llevar sólo por lo que cuentan algunos colectivos o medios, pues la interpretación y el conocimiento es limitado. Forma tu propia opinión desde tu conocimiento y contribuye a un entorno mejor y más sano.